Little Mess
Los errores cometidos por un alma solitaria, rota y destrozada por pasar sus días clamando por una vía de escape, me llevan a cuestionar en la soledad de mi castillo: «¿Por qué?»
Sentir no es malo, pero resulta patético sentirse expuesto y débil ante las emociones, perdiendo el control que tanto ansío, aquel que desearía se mantuviera constante en su flujo natural. ¿Qué cambió? Esa pequeña grieta.
Sin embargo, hay valor en el daño, no se trata de un infortunio sin sentido, sino de tomar esas experiencias y transformarlas en una nueva perspectiva, como un vaso que no se desborda, sino que simplemente supera su límite. El mundo no se puede ver desde una única perspectiva; gira en su eje constantemente, como una hélice.
La debilidad puede revelar innumerables aspectos ocultos, y aún así, sigue siendo uno de los miedos más profundos que me sumerge en la oscuridad. Anhelo poder salir y proclamar que ha habido cambios; ya no se trata de un único punto de vista, sino de múltiples.
Lloro por no poder poseerlo completamente, pero estoy agradecida por poder apreciar esas grietas; los puntos débiles me impulsan a aferrarme más a ello, deseando que sea mío para siempre. Es un pequeño desastre, pero justo ese caos es lo que, al final, nos mantiene lúcidos.