Fall of Castle

El amor y el odio son el balance perfecto de los pensamientos contenidos, situándose el punto extremo en cada punta de aquella balanza que intentamos equilibrar. ¿Es posible sentir ambos por la misma causa? Esto es algo que quise investigar y, poco a poco, se convirtió en mis sentimientos, en mi expresión, en mi entorno.

Más que a cualquier otro ser, me enfrento a ese reflejo imperfecto pero perfecto a los ojos de otros, convirtiéndome a su vez en uno de esos pequeños pecados de un corazón que deseaba cesar su latido, de un sufrimiento interno, de un cauce que anhelaba fluir.

Odiar resulta mucho más fácil que perdonar y, por más que se intente, es más sencillo que prevalezca. La pregunta, al final, es: ¿podría reconocerla si se manifestara externamente? Si entre líneas imploro comprensión sin obtenerla, desde fuera, ¿sería percibida de igual manera?

Cada situación se atraviesa por un motivo, y guardo la esperanza de que algún día mi propósito alcance su conclusión final, liberando unas manos que ya no estarán atadas y un alma que se lamentará por no haber podido ser plena.